Dormir bien es una necesidad fisiológica vital tanto para nuestro cuerpo como para nuestra mente. Pero no nos engañemos, también es un placer.
Pero dormir bien no es ninguna virtud ni cuestión de suerte, es un hábito. Sí, es decir, que se aprende. Todo se basa en práctica y repetición. A fuerza de ello, nuestro cerebro lo interioriza y lo ejecuta de forma automática.
¿Cuánto hay que dormir?
Los adultos necesitamos dormir un mínimo de 7h diarias para tener un sueño reparador. Además de las horas de sueño también en importante que mantengamos una rutina en los horarios, es decir, intentar levantarse y acostarse cada día a la misma hora para favorecer el descanso.

¿Qué pasa si no dormimos bien?
Cuando no dormimos bien nuestro cuerpo sufre cansancio, fatiga, somnolencia diurna, dificultad para concentrarse, dolor de cabeza, irritabilidad…Pero no solo eso, cada vez hay más estudios que demuestran que el dormir mal está relacionado con la aparición de enfermedades cardiovasculares, intolerancia a la glucosa, diabetes, hipertensión e incluso la disminución de las horas de sueño se relaciona con un aumento de peso.
¿Por qué nos cuesta dormir?
Existen muchas causas que dificultan la conciliación del sueño: el estrés, el dolor, problemas gastrointestinales: reflujo, acidez… malos hábitos: usar pantallas antes de dormir o realizar deporte a horas muy tardías, la toma de ciertos medicamentos, los estimulantes (cafeína, té…), el consumo de alcohol o drogas o los trastornos del sueño.
¿Cómo puedo saber si mi paciente sufre algún problema del sueño?
Te proponemos que sigas el siguiente plan de actuación:
- Identificar la naturaleza del problema de sueño: dificultad para conciliar el sueño, despertares nocturnos, despertar precoz, sueño no reparador…
- Determinar la presencia de consecuencias diurnas: fatiga, cansancio, irritabilidad, alteraciones gastrointestinales, falta de concentración…
- Determinar la frecuencia y duración del problema para saber si se trata de un problema transitorio (menos de 7 días) o de un problema crónico (a partir de 3 semanas)
- Descartar enfermedades concomitantes (médicas, psiquiátricas) y tratamientos farmacológicos que puedan ser la causa de la alteración del sueño
- Realizar una historia del sueño del paciente que contenga como mínimo:
- Parámetros del sueño (horas totales de sueño, inicio del sueño, despertares nocturnos, despertar precoz, calidad percibida del sueño…)
- Higiene del sueño (siestas, rutinas y hábitos de sueño, hora de acostarse y levantarse, actividades antes de dormir, tipo de alimentación…)
- Evaluación de tratamientos previos, si se ha realizado alguno
- Dar consejos de salud sobre rutinas de sueño y hábitos alimentarios que ayudan a mejorar los problemas del sueño
- Recomendación farmacéutica. Los problemas del sueño transitorios o de corta duración (menor a 3 semanas) pueden solucionarse con complementos alimenticios a base de melatonina, que no crea adicción.
Para ayudarte a valorar la calidad de sueño de tus pacientes y detectar si sufren alguna alteración te proponemos que les realices este sencillo test.
Una vez finalizado recibirás consejos que podrás descargar y dárselo a tus paciente junto con la recomendación de los productos que mejor se adaptan a sus necesidades. Si al cabo de 3 semanas el paciente no nota mejoría, debe acudir al médico.
Descubre los productos de la gama de Sueño aquí.